Sousa Martins, o médico «santo» de Lisboa
Com título: Sousa Martins, el médico «santo» de Lisboa, o Diário
espanhol ABC, publicou este domingo dia 13 de janeiro de 2013, um artigo da jornalista
Belén Rodrigo, correspondente do Jornal em Lisboa.
Su lucha contra la tuberculosis lo hizo mundialmente
conocido en el siglo XIX. Hoy, pobres, desamparados y enfermos piden su
«intervención divina»
Lurdes lleva más de 30 años vendiendo velas junto a la
estatua del doctor Sousa Martins, en la plaza lisboeta del Campo Santana,
también conocido como Campo Mártires da Patria. Esta mujer tuvo hace años un
infarto y asegura que sus oraciones al médico que tanto luchó contra la
tuberculosis en el siglo XIX le ayudaron a recuperarse. «Es la fe la que nos
salva», afirma a ABC.
Ya pasa de los 70 y vive junto a esta plaza desde hace
cuarenta años. Con un grupo de amigas comenzó a vender velas, flores,
rosarios... «Éramos doce personas, vendíamos los artículos de forma ilegal, nos
escondíamos de la Policía», recuerda. «Entonces ganábamos mucho dinero y ahora
resulta difícil ganar cinco euros al día». Quedan tres vendedoras, y tanto
Lurdes como Alcira están instaladas en un quiosco del ayuntamiento. «Al que
pagamos nuestros impuestos», aseguran.
Quien pase por delante de la estatua y no conozca la
historia de este ilustre señor puede pensar, con mucha razón, que se trata de
un santo. Al menos eso parece al leer las placas de agradecimiento que se
amontonan rodeando la estatua y al ver colocar continuamente velas a los
devotos de todas las edades. Sousa Martins fue un destacado médico y
catedrático de Medicina en la Universidad Nova de Lisboa. Nació en 1843, en
Alhandra, y en su juventud llegó a Lisboa donde trabajó en la farmacia de su
tío. Estudió Farmacia y después Medicina y en poco tiempo se convirtió en una
de las figuras más destacadas del siglo XIX.
«Es un intermediario de Dios», afirma Alcira, de 73 años,
otra de las vendedoras. Su marido la abandonó con una hija de siete años: «Me
tuve que ganar la vida», explica. Alcira no goza de mucha salud: «El doctor
Sousa Martins me ha ayudado mucho, él lo es todo», dice alegremente. «¿Si hace
milagros? En mí ya hizo uno, desaparecieron dos quistes que tenía en el
estómago», confiesa, enumerando muchos otros milagros a los que ha asistido.
«Una persona que andaba con muleta la dejó aquí después de conseguir andar sin
ella tras pedírselo al doctor», cuenta emocionada.
Querido por sus alumnos
Sousa Martins fue un profesor muy querido por sus alumnos y
por algo hoy su estatua se encuentra frente a la Facultad de Medicina de
Lisboa. Cada 1 de octubre esta plaza recibe la visita de los estudiantes
novatos, le cantan y piden ayuda para sus estudios y pasan allí la noche,
cantando y bebiendo. «Llevan a hombros un muñeco disfrazado del doctor», cuenta
Alcira.
Cada 1 de octubre, los estudiantes novatos le cantan y piden
ayuda para sus estudios.
Según cuentan estas mujeres, muchas noches la estatua recibe
la visita de médicos del hospital de San José, que se encuentra al lado de la
plaza. «Le piden ayuda en sus decisiones laborales», afirman. Y es que el
doctor Sousa Martins se ha convertido en consejero, amigo y «santo».
Paula Monteiro enciende una vela siempre que pasa por el
Campo Santana para pedir por su madre y por ella. «Mi madre me transmitió esta
devoción y le pido que nos proteja». Julia pide al doctor que le cure de los
problemas que tiene de artritis y de intestino y cada vez que va a la consulta
en el hospital pasa a ver al «santo». Su devoción surgió a través de una amiga,
a quien acompañó al cementerio de Alhandra. Allí visitan su tumba el 7 de
marzo, día en el que nació y sobre todo el 18 de agosto, cuando falleció.
Lucha contra la tuberculosis
Soltero, dedicó su vida a la medicina, física, química,
botánica, cirugía, literatura e historia, entre otras aficiones. Fue por su
lucha contra la tuberculosis por lo que se hizo mundialmente conocido pero
también dicha enfermedad fue la causa de su muerte. Hay quien asegura que una
vez contagiado por sus pacientes y para evitar su sufrimiento se suicidó en
1897. Otros defienden su muerte natural, tal y como consta en su certificado de
muerte.